SARDINAS EN TOMATE

Buenos días,

¿A punto para que los estudiantes empiecen vacaciones de Semana Santa? Este trimestre ha sido muy largo y ya estamos todos deseando un respiro, si además acompaña el tiempo, pues fantástico... A disfrutar!

Os voy a dar la receta de unas sardinas que preparé la semana pasada. Las compré con la idea de hacerlas en escabeche,  pero mi peque-ayudanta me dijo: ¿y por qué no las hacemos con tomate? Yo no las había hecho nunca pero sí el bonito, así que le dije: ¡Que buena idea, no se me había ocurrido! Y su preciosa sonrisa y su expresión de satisfacción bien valió la pena...

 Yo suelo aprovechar cuando veo que están mejor de precio y se ven preciosas, claro, si no se ven bien no hace falta ni mirar el precio, y las congelo. Igualmente lo hacía para el anisakis, bueno, pues así las compro cuando están mejor y mi bolsillo está más contento... jajaja. Eso vale también para el resto de pescados.


INGREDIENTES:

Sardinas
1 Cebolla
Tomate triturado (natural o en lata)
2 ajos
Harina
Pimentón rojo dulce
Sal

PREPARACION:

Dejamos descongelar las sardinas en la nevera. Ya las había guardado limpitas y sin raspas, igual que los boquerones. Enharinamos las sardinas y las pasamos por la sartén, cuando están un poco hechas, las reservamos.

En una sartén pochamos la cebolla triturada. Os recuerdo que yo la trituro para que no encuentren trocitos pero cortadita pequeña también valdría. Cuando empieza a estar doradita, añadimos el tomate triturado y los dos ajos pelados, los puse enteros. Sal y, como siempre, una pizca de azúcar para contrarrestar la acidez del tomate, el pimentón dulce.

Cuando el sofrito esté, incorporamos las sardinas y dejamos cocer a fuego lento y tapado unos minutos más.

Listo, ya tenemos las sardinas en tomate. Ya habéis visto, nada complicadas y en cambio muy sabrosas. Lo que no gusta en casa de las sardinas son (¡qué novedad!)... las espinas. Pero bueno, así como en escabeche a los chicos no les gustan, sí que toman alguna a la brasa y también les gustaron en tomate.

Ya sabeis, cuando vayáis a la pescadería, guiaros por el aspecto del pescado y si veis algo bueno y bien de precio, no dudéis, lo compráis y lo congelais. Ya lo teneis para prepararlo en un momento dado.